EL SUEÑO DE LOS BEBÉS
Ser padres es sinónimo de pasar sueño. Cuenta la leyenda que hay niños que duermen toda la noche, pero la verdad es que hay padres y madres con gran capacidad de adaptación y que se quejan poco de su insomnio involuntario.
Los bebés atraviesan diferentes crisis del sueño que están relacionadas con procesos madurativos. Por ejemplo, cuando necesitan aumentar la demanda de las tomas, o cuando empiezan a ver más nítido y necesitan procesar toda la información, o por los dientes, o por ansiedad por separación o al empezar a andar. Además, los ciclos de los bebés son muy cortos, no como los de los adultos.
Baby O. empezó siendo muy dormilona, pero con el paso de los meses, aumentó su demanda y también, sus despertares.
Durante los 6 primeros meses, vivimos diferentes cambios en las siestas de día y en el sueño nocturno. Así fueron esos primeros meses:
Hasta los 15 días desde su nacimiento. Se pasaba la mayor parte del día durmiendo, se despertaba para las tomas y pasaba unos 20 minutos en total despierta. Y por las noches, teníamos que despertarla para que comiese, por recomendación pediátrica, por el riesgo de bajada de glucosa por estar muchas horas sin comer. Era tarea difícil y teníamos que incordiarla con cosquillas para que espabilara y comiera.
De los 15 días hasta el mes y medio. Seguía durmiendo la mayor parte del día, aunque alargaba un poquito más el tiempo entre siestas. Por las noches, la dejábamos dormir más tiempo y empezó a despertarse ella sola para comer algunos días y otros, la despertábamos nosotros cuando llegaba a las 4 horas sin comer.
Desde el mes y medio hasta los 3 meses. Durante el día se repetían las siestas casi a las mismas horas. Las noches mejoraron bastante, se despertaba ella sola cada tres horas y media o cuatro para comer y seguía durmiendo cuando terminaba. Estábamos muy contentos de ese cambio, habíamos conseguido empezar a descansar.
De los 3 a los 4 meses. Las siestas del día eran bastante regulares y casi predecibles. Pero en aquel momento, empezó hacer despertares nocturnos cada media hora o cada hora. La dormíamos en brazos y la dejamos en la cuna, y a los cinco minutos se volvía a despertar. La volvíamos a dormir, la dejábamos y se volvía a despertar. Parecía ser la famosa crisis de los tres meses. Una crisis o alteración del sueño relacionada con el crecimiento del bebé y la maduración del cerebro, y que aparentemente, solo dura dos o tres semanas. Cuando pasaron 5 semanas, y todo seguía igual, decidimos empezar a hacer colecho. Cambiamos la mini cuna por la cuna anclada a la cama, con conexión directa entre la cama y la cuna. Comenzábamos la noche dejando a Baby O. en la cuna, pero seguía despertándose mucho, así que empezó a quedarse más tiempo en la cama tras las tomas, en contacto directo conmigo. A partir de ese momento, empezó a dormir más tiempo seguido, y para mí, era más fácil darle de comer.
A los 5 meses y medio. Notamos que dormía menos siestas durante el día, reduciendo la media de 4 o 5 siestas, a 3 siestas, una por la mañana, otra a mediodía y otra por la tarde más extensa, de casi dos horitas. Fue a partir de este momento en el que empezó a dormirse sobre las 9:00 de la noche, y con suerte, aguantaba toda la noche hasta la mañana siguiente, a excepción de los despertares propios para comer.
A partir de los seis meses. Las 3 siestas que realizaba durante el día no duraban más de 1 hora. Y por las noches, casi a diario, se dormía a las 8:30 de la noche, en bracitos, cantándole o con música de fondo y con un ligero balanceo o paseando por la casa. Algunas noches aguantaba durmiendo hasta la mañana siguiente, pero haciendo una media de 4 despertares para comer, pero otras noches, de desvelaba y había que levantarse para volver a realizar el proceso para dormirla.
Consideramos que el sueño de los bebés es una de las partes más delicadas para los niños, pero sobre todo para los padres, porque nos acaba afectando física y emocionalmente: cansancio, irritabilidad, mal humor, etc.
En nuestro caso, intentamos poner en práctica algunos tips a partir del 5º mes, que ayudaron a regular el sueño y recuperar nuestra tranquilidad por las noches:
- Estar atentos a las señales de sueño (bostezar, frotarse los ojos, acariciarse la cabeza o las orejas, cejas rojitas, etc)
- No estimular antes de los momentos de sueño.
- Crear ambientes relajados.
- Luz tenue por la noche
- Menos ruidos
- Música o cantos
- Acunar, balancear o dar paseos
- Paciencia y rutina
Eso sí, los fines de semana no entienden de tips ni de rutina, así que Keep Calm y a disfrutar.
Ver más info aquí para conocer las horas de sueño y siestas de los bebés.