EMBARAZO, GINECÓLOGOS/AS Y MATRONA
Llegó el día de la Beta positiva y la recibimos con la mayor ilusión del mundo, por fin habíamos conseguido que la transferencia embrionaria funcionara.
La Beta dio un resultado de 513mUI/mL, que para la cuarta semana de embarazo es un valor alto, y como habíamos transferido dos embriones podía significar que había un embarazo gemelar. Por lo tanto, doble alegría.
Mi marido y yo decidimos, pese a las muchas ganas de contarlo a la familia, ser prudentes y esperar la evolución del embarazo. De momento, nos guardaríamos la feliz noticia para nosotros.
REVISIONES
La primera revisión con mi ginecólogo sería 10 -15 días después del resultado de la Beta. Como tenía dudas, por las experiencias anteriores, de si el embarazo seguía adelante, quise repetir la Beta. Cuando hablé con un ginecólogo del hospital privado con el que tengo el seguro de salud para que me hiciese un volante para repetir la Beta, me dijo que en la semana 5 ya no se hacía Beta, porque con una ecografía ya se podría ver el saco gestacional. Y así fue la primera vez que pude ver al embrión implantado.
Fue una consulta rápida para comprobar que todo iba adelante, el ginecólogo me confirmó que todo iba bien, pero que solo había un embrión. Podía ser que el segundo no se hubiera desarrollado aún o que hubiese estado, pero que ya no estuviese.
Una semana después, fuimos a ver a mi ginecólogo que nos confirmó, a través de ecografía vaginal que solo quedaba un embrión. Uno, pero que había implantado bien, tenía las medidas correctas para estar en la semana 6 y pudimos escuchar su corazoncito. Tenía 94 pulsaciones por minuto, y aunque los bebés suelen latir a 150 pulsaciones por minuto, era normal para un embrión en la semana 6.
Las indicaciones de mi ginecólogo fueron no comer carne y pescado poco hecho o crudo, quesos y derivados de leche que no fueran de leche pasteurizada, comer más a menudo para evitar las náuseas, mantener toda la medicación y llevar una vida tranquila hasta nuestra siguiente visita en la semana 9.
ELECCIÓN DE MÉDICOS
Teníamos un dilema sobre ginecólogos y matronas: qué opción elegir entre seguridad social y seguro de salud, además de nuestro ginecólogo de confianza, que era el único que sabíamos que queríamos que mantener.
Dependiendo dónde se quiera realizar el parto, se puede elegir donde hacer el seguimiento del embarazo. Nosotros no lo teníamos claro, pero pensamos que si todo iba bien, íbamos a preferir las comodidades del seguro privado.
Compartimos esta incertidumbre con nuestro ginecólogo, que nos recomendó empezar con ambas opciones para elegir más adelante, si el tiempo nos lo permitía, incluso nos recomendó un ginecólogo incluido en el seguro privado de su confianza.
Intentamos pedir cita con este ginecólogo recomendado, que dada la alta demanda no tenía disponibilidad hasta la semana 14 de embarazo, pero como estaba agosto de por medio y las revisiones con la Seguridad Social y nuestro ginecólogo, pensamos que no era tan mala idea esperar para verle.
MATRONA
Empezamos pidiendo cita con la matrona de la Seguridad Social para la semana 7, pocos días antes de la 8. Era una cita telefónica, por la pandemia, para poder realizar la primeras preguntas (día de última regla, medicación, enfermedades y operaciones previas, enfermedades familiares, abortos previos, etc.).Me explicó cómo es el seguimiento (mensualmente revisiones con la matrona y trimestralmente analítica y ecografía), me citó para la semana 8 presencialmente para abrir la cartilla y me solicitó la ecografía con el obstetra para la semana 12.
SÍNTOMAS
Al principio, creía que no tenía síntomas de embarazo, porque no tenía nauseas ni vómitos. Además, con toda la medicación es difícil diferenciar, porque ya tenía sueño o cansancio incluso antes de la transferencia, pero poco a poco fui notando que era un poco más intenso, que tenía alguna aversión por algunos alimentos, que si comía algo sin muchas ganas sí me daba nauseas o que si pasaba horas sin comer, aparecía malestar, así que empecé a llevar siempre un bote de nueces para ir picando entre horas (recomendable llevar algo siempre que sea sanito).
Otro síntoma que al principio no notaba y me preocupé, pero que después se hizo más notable, era las molestias o el crecimiento del pecho. De repente noté que los sujetadores habituales con push up o relleno molestaban porque apretaban y me dejaban el pecho dolorido y que cuando me quitaba el suje notaba más peso. Aquí empecé a plantearme buscar algún suje que me pudiera servir. Hay opciones de suje especiales para embarazadas que son más suaves, sin aro y con tirantes más anchos para una mayor sujeción.
Mi barriga estaba hinchada, tenía molestias en la zona de la ingle y el bajo vientre, pero todo esto ya lo tenía con el inicio de la medicación. Intentaba evitar ropa muy ceñida y a la cadera, opté por vestidos y mi ropa más cómoda que por lo menos abrochara por encima de la cintura.
Esas semanas intenté no hacer nada de esfuerzos, mi marido, que es maravilloso, se encargaba de todo en casa mientras yo descansaba en el sofá. Lo único que me permitía, además de ir a trabajar, era algún paseo tranquilo y despacito por las tardes.
PREGNANCY, GYNAECOLOGISTS AND MIDWIFES
The day of the positive Beta HCG (chorionic gonadotropin) arrived and we received it with the biggest excitement in the world. At last, the embryo transfer had worked.
The Beta was 513 mUI/mL in the fourth week of pregnancy, which was a little bit high, and it could mean that I was expecting twins. If so, double happiness. We wanted to see how the pregnancy progressed, before telling our family. For now, we were keeping the happy news to ourselves.
EXAMINATIONS
The first examination with our Gynaecologist would be in 10-15 days after the Beta result. As I had some worries as to whether the pregnancy was going well [because of previous experiences] I wanted to repeat the Beta. I spoke with a Gynaecologist at the private hospital where I have the health insurance to ask for a Beta referral, but he told me that in week 5, rather than a Beta test, it was better to do a vaginal ultrasound in order to see the gestational sac. This would be the first time that I could see the implanted embryo.
It was a quick examination to see that everything was going well. The Gynaecologist confirmed to me that everything was fine and there was only one embryo. Maybe the second embryo hadn’t developed yet or maybe it had been there, but had disappeared. We had to wait and see.
One week later, we visited my Gynaecologist. He carried out a vaginal ultrasound scan and confirmed that there was only one embryo. This one was correctly implanted, with the correct measurements for week 6 and we could hear the little heart beating. It had 94 beats per minute, babies can have 150 beats per minute, but it was a normal beat for an embryo of 6 weeks.
My Gynaecologist instructed me not to eat raw meat or fish and to ensure that cheese and derivatives were from pasteurised milk, to eat more often to avoid feeling sick, to continue all the medication and to have a quiet and relaxing life until week 9.
CHOICE OF DOCTOR
We had a dilemma about Gynaecologists and Midwifes: we had to choose between Social Security and the private health insurance. Additionally, we were of course keeping our private Gynaecologist, because we have total confidence in him.
Depending on where we wanted to have the baby, we could choose where to go for follow up appointments during the pregnancy. We hadn’t decided yet, but thought that if everything went well, we would prefer the private insurance option.
We shared these thoughts with our Gynaecologist, who recommended that we started with both options (Social Security and private insurance) if we had enough time, and to choose one or the other later depending on our experience. He was able to recommend a Gynaecologist included in the private insurance list of specialists.
We called for an appointment with the recommended Gynaecologist, who is in high demand. He had no availability until the 14th week of pregnancy, but we thought it was a good idea to wait until September (at the moment we were in June) because we had some examinations before then with our Gynaecologist and the Social Security Obstetrician, and we were going to be on holiday in August.
MIDWIFE
During week 7, a few days before week 8, we had our appointment with the midwife. It was a telephone appointment because of the pandemic. The purpose of the appointment was to answer the initial questions (day of last period, medication, previous operations, family history, previous miscarriage, etc). She explained to me about the follow up monthly appointments with the midwife plus blood tests and ultrasounds quarterly. She arranged a face to face appointment for week 8 in order to start the Pregnancy Card, and she also arranged the ultrasound scan with the Social Security Obstetrician for week 12.
SYMPTOMS
At first, I didn’t think I had any symptoms of pregnancy, because I didn’t feel nauseous and I didn’t vomit. In addition, it was difficult to differentiate symptoms because of all the medication I was taking before the embryo transfer, and because I felt sleepy and tired all the time. Bit a bit I felt this last symptom more intensely. I didn’t fancy some foods which previously I had enjoyed and if I went many hours without eating, I felt nauseous, so I started taking nuts with me to eat between meals. Nuts are very healthy, so I recommend a healthy snack.
Another symptom I didn’t feel at first and worried about was the discomfort and growth of my boobies. This was most obvious after week 5. Suddenly, I noticed that my usual push up foam bras were uncomfortable because they pressed into me and were painful, and when I removed the bra, my boobs felt heavy. I began to think that I needed new more comfortable bras. There are special bras for pregnancy that are softer, without underwiring and have wide straps for better support, but I hadn’t as yet bought any.
My stomach was bloated, I felt discomfort in the groin area and the lower abdomen, but I had all these symptoms when I started the medication. I tried to avoid tight clothing or any clothes that pressed on my hips, so I opted for dresses and more comfortable clothes that fasten around the waist.
During these first few weeks I tried to do as little as possible. My husband, who is wonderful, was in charge of everything at home whilst I rested on the sofa. The only thing I was allowed to do, in addition to going to work, was to have a relaxing and slow walk in the afternoons.