LA EVOLUCIÓN DE LA LACTANCIA MATERNA MÁS ALLÁ DE LOS 6 MESES
La lactancia materna es un reto desde sus inicios. La falta de información y acompañamiento hace que el arranque sea complicado. Esta situación, unida a los miedos e inseguridades, las pérdidas de peso de los recién nacidos y la desinformación de nuestro alrededor, pone en peligro la continuidad de muchas lactancias.
Puedes consultar algunas recomendaciones para el inicio de la lactancia en el post “Los 3 pilares de la lactancia materna”
A este complicado inicio, se unen las diferentes crisis en la lactancia, como la de los 15 días, la del mes y medio o los 3 meses, en las que se debe ir adaptando la producción de leche a la demanda del bebé y que comentamos en este post: “Las crisis en la lactancia”
Pues bien, si conseguiste sobrevivir a estas crisis y pudiste mantener la lactancia un poco más, seguro que habrás vivido alguna de estas fases por las que nosotros también hemos pasado:
Vuelta al trabajo y lactancia materna. Conciliar es difícil, pero si además mantienes la lactancia materna, ya es un reto de nivel. En nuestro caso, tenía que alimentar a Baby O. antes de salir a las 7 de la mañana, recogerla a las 3 de la tarde y volver a darle de comer, saciar su demanda a lo largo de la tarde, que con la separación durante el día aumentaba, y, por supuesto, cumplir con las tomas cada 2/3 horas durante la noche.
La salida de los dientes. Ese momento en el que aún no controlan esa graciosa dentadura que muestra una bonita sonrisa y da unos bocados, la mayoría de las veces inconscientes, por los que ves las estrellas y te hacen tirar del bebé para alejarlo todo lo posible del pecho. También, suele ocurrir que con la fuerza de la succión los dientes rozan el pezón, lo que acaba generando molestias e incluso heridas de la propia fricción que no curan con facilidad, puesto que el bebé va a tener que seguir comiendo en pocas horas.
Sintonización. Al parecer, cuando los bebés empiezan a afinar su movilidad, hay una acción innata y generalizada por tocar el pezón contrario mientras comen. Es decir, hacen una especie de pinza con los dedos y frotan el pezón, algo que es molesto y doloroso la mayoría de las veces. Es un acto para aumentar el reflejo de eyección, pero suele ser tan desagradable para nosotras que acabamos limitándolo, aunque suponga estar más tiempo disponible para las tomas, ¿verdad?
Lado a lado. Es otra circunstancia que se suele dar cuando empiezan a tener más movilidad y es que les gusta elegir de donde comen, incluso supone un juego comer un poco de un pecho y cambiar al otro, para volver pasados unos segundos. A mí me resultó especialmente frustrante no poder razonar con Baby O. este juego de alternar pechos sin llegar a comer, y que, además, a ella le acababa provocando unos tremendos berrinches por no salirse con la suya.
Adiós a la posición. Entre los primeros pilares de la lactancia está la correcta posición del bebé para hacer un buen agarre. Este fundamento desaparece cuando se mantienen sentados o gatean, porque les gusta elegir sus posiciones, aunque sea evidente que no son las más cómodas ni para el bebé ni para la madre. Baby O. tenía la habilidad para conseguir el agarre sin ni siquiera cogerla en brazos, aunque eso suponía estirar todo lo posible del pecho.
Estas son algunas de las situaciones que nosotras hemos vivido y que he corroborado con otras mamás que han mantenido la lactancia más allá de los 6 meses. La respuesta común a cómo afrontar estas fases siempre ha sido la paciencia, tratar de explicar al bebé las negativas, limitar algunos actos de forma suave (cubriendo el pecho para que no pellizque, buscar posiciones cómodas que no sean acostadas, etc.) y, sobre todo, disfrutar de los momentos en los que la lactancia es más tranquila y refuerza el apego. Son esos momentos los que compensan el sueño que se sufre, la frustración de algunas situaciones o las molestias que se generan a lo largo de la lactancia.
Siempre que el bebé y la madre quieran, la lactancia seguirá siendo un momento bonito de vínculo y unión, además de seguir aportando todos los beneficios inmunológicos posibles.
¿Has vivido alguna de estas situaciones? Cuéntanos si tu experiencia fue distinta o quieres añadir alguna fase más a la lista.